Según Wikipedia “La calçotada es una comida típica de la región occidental de Cataluña; originaria de Valls, en la comarca del Alt Camp, en las últimas décadas se ha extendido y puede degustarse en casi cualquier parte de la comunidad durante el final del invierno y comienzos de la primavera; los calçots, una variedad de cebolletas especialmente cultivada para este propósito, se asan directamente sobre llamas de sarmientos y se comen con la mano, aderezados con una salsa especial, la salvitxada, similar a la romesco. Mientras tanto, las brasas se aprovechan para asar carnes o embutidos para el segundo plato.”
La gran fiesta de la Calçotada se celebra en Valls por el mes de enero, según se puede ver en el Blog de los Calçots.
Nosotros nos hemos animado y siguiendo el consejo de un amigo entendido en el tema, hemos empezado a preparar nuestra calçotada.
Hemos comprado un saco de 25 Kg de bonitas cebollas para calçots a 0,62021€ el kilo + IVA.
Con un cuchillo afilado hemos cortado la parte de arriba a cada cebolla y de paso comprobamos el buen estado de cada una de ellas (hemos desechado dos, una por podrida y la otra porque le faltaba la parte de la raíz).
Con esfuerzo, ya que la tierra está bastante reseca, hemos preparado los trozos del huerto donde sembramos anteriormente las habas y los guisantes, y hemos “sembrado” las cebollas de los futuros calçots.
De momento deben quedar así hasta que “grillen”, después habrá que irlas cubriendo de tierra a medida que vayan creciendo.
Y como no; hay que protegerlas de las gallinas ya que aparte de gustarles las cebollas harían un destrozo de infarto.
Para quien le interese, de los 25 Kg hemos podido plantar 120 cebollas, de lo que deduce que de cada Kilo casi salen 5 cebollas y que cada una en neto y con IVA, nos ha costado 16 céntimos de €.
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